Ruta Cuesta Mala
Detalles de la ruta
- Distancia: 12 km
- Tiempo: 4 a 5 horas
- Dificultad: media-alta
- Salida: Alto Conejero / La Encrucijada
- En servicio: octubre 2017
- Color:
En esta senda circular el punto de partida y llegada es La Encrucijada, cruce de caminos entre el antiguo camino de Madrid y el camino de San Martín de Valdeiglesias a las Navas del Marqués. Se ubica en la zona de Posadas, en referencia a una antigua posada que servía a los viajeros como lugar de descanso. En este mismo paraje encontraremos tres fuentes o pilones que adoptan su mismo nombre: Caños de Posadas.
Recorrer este terreno montañoso no deja más opción que subir y bajar en un vaivén de alturas que proporcionan vistas y paisajes ricos y variados. En esta ruta el ascenso nos llevará a los 830 metros, donde La Mesa de los sacrificios, posible santuario o altar vetón al aire libre, labrado en la misma roca del terreno, nos invita a fantasear acerca de antiguos rituales donde se mezclaba el culto a la naturaleza, la religión y el poder.
Desde este evocador rincón divisaremos el Risco del Cuervo, el valle del río Sotillo, Las Cabreras y La Sierra de Malagón. Por el camino de Valdeloriga entre pinos piñoneros y negrales, bajo la custodia de la parte menos empinada y agreste de Peña Halcón, cruzaremos el arroyo de los Hornillos, para tomar el camino del Fresnazo en paralelo al sinuoso y juguetón arroyo del Majo. Es este un paisaje de pinos piñoneros de gran envergadura y belleza, que alzan sus ramas retorcidas hacia el sol formando grandes copas a modo de gigantes parasoles.
Otro ascenso importante lo constituye la bien llamada Cuesta Mala. Con calma y disfrutando del buen caminar se podrá tomar altura para deleite de la mirada más curiosa y ávida de buenas vistas. El mejor aroma de la jara, el tomillo o el romero se apreciará especialmente en primavera.
Como es propio en lugares alejados de toda construcción humana, todo tipo de animales pueblan el bosque: picapinos, chovas piquirrojas, cernícalos, buitres, halcones, oropéndolas, zorros, jabalíes o liebres son sólo una muestra de los discretos habitantes, que descubriremos por las huellas que van dejando a su paso.